Cádiz,
10 de octubre de 2014 - Generalmente se identifican
los espacios naturales con áreas poco transformadas
por el hombre que son gestionadas por las administraciones
públicas. Sin embargo, buena parte del territorio
protegido en Andalucía es gestionado por
la iniciativa privada con fines productivos. La
producción de peces y crustáceos de
modo sostenible es uno de estos usos.
El desarrollo de estas actividades acuícolas
no sólo debe ser compatible con los objetivos
de conservación de estos espacios, sino que
en ocasiones las empresas son responsables de favorecer
condiciones apropiadas para atraer a un buen número
de organismos sin alterar sensiblemente el ecosistema.
El resultado es un incremento de la biodiversidad
asociada a estos espacios.
El papel de las zonas para la acuicultura en áreas
protegidas de la Red NATURA 2000, su capital natural
y los servicios que aportan a la sociedad para la
conservación de la biodiversidad son objeto
de análisis por parte de investigadores de
la Universidad de Cádiz, dentro del proyecto
AQUABIRD 2000. En este proyecto también participan
el Centro Tecnológico de Acuicultura de Andalucía
(CTAQUA) y las empresas PIMSA (dedicada al cultivo
de dorada y lubina en estanques de tierra ubicada
en el entorno de las marismas de Doñana)
y Grupo CULMÁREX (cultivo de dorada y lubina
en jaulas en mar abierto en la costa mediterránea).
Los resultados preliminares del proyecto han puesto
de manifiesto el papel fundamental de estas zonas
en la preservación de la diversidad de aves.
Utilizando como caso de estudio las instalaciones
acuícolas de Veta la Palma, que suponen aproximadamente
el 10% de la superficie del Espacio Natural Doñana,
los investigadores han demostrado que esta zona
alberga más del 60% de las aves acuáticas
que pasan el invierno en este enclave emblemático,
alcanzando más del 80% durante las migraciones.
Destacan las poblaciones de anátidas (como
el ánade rabudo o el pato cuchara), limícolas
(como la avoceta o la aguja colinegra) y especies
tan emblemáticas de la marisma como el flamenco
común.
Pero no sólo es relevante la cantidad de
aves acuáticas de la zona. Los datos reflejan
que más de 20 especies amenazadas incluidas
en las listas rojas se reproducen, pasan el invierno
o se alimentan durante las migraciones en las balsas
de Veta la Palma, que acogen por tanto una parte
sustancial de las poblaciones de especies de aves
acuáticas protegidas en Andalucía.
A modo de ejemplo, en Veta la Palma crían
la mitad de las parejas de cerceta pardilla de Andalucía,
especie catalogada como en peligro de extinción
a nivel nacional y andaluz.
En este proyecto, además de poner en valor
el capital natural que representa la presencia regular
de estas aves acuáticas, se pretende estudiar
las interacciones de la acuicultura con algunas
de estas especies de aves, en particular con aquellas
que se alimentan de peces, y que pueden causar pérdidas
apreciables en la producción acuícola.
Para ello, se analizarán las causas del problema
y se elaborará un protocolo con las posibles
soluciones que será consensuado con las empresas
de acuicultura.
La financiación de este proyecto se enmarca
en la convocatoria de ayudas para la realización
de acciones colectivas y de medidas dirigidas a
proteger y desarrollar la fauna y la flora acuáticas,
cofinanciada por el Fondo Europeo de Pesca 2007-2013
y la Fundación Biodiversidad, del Ministerio
de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
|