- El debate de 39 expertos procedentes de 11 países genera importantes conclusiones que contribuirán a la definición de IMTA en la que el proyecto INTEGRATE está trabajando.
- La conectividad del agua, la legislación y los beneficios medioambientales y socioeconómicos son algunos de los factores sobre los que se basan las claves para la definición.
26 de junio de 2019 - La acuicultura multitrófica integrada es un ejemplo de la economía circular, cuyos principios impulsan actividades más sostenibles y competitivas. Cultivar distintas especies acuícolas, perteneciendo a diferentes niveles tróficos (por ejemplo, carnívoros, plantas, algas o animales filtradores) en un mismo espacio, genera sinergias que dan lugar a un proceso de biomitigación que contribuye significativamente a la eficiencia medioambiental y socioeconómica de esta industria.
No obstante, a pesar de que la acuicultura multitrófica integrada (IMTA, por sus siglas en inglés) está siendo fomentada por las principales políticas de la Unión Europea, aún existen muchos límites sociales, administrativos y legales que no permiten el pleno desarrollo de estos sistemas de producción. Por ello, un grupo de expertos europeos está trabajando desde hace más de dos años en fortalecer las redes de colaboración entre el ámbito científico, la empresa y la Administración, con el fin de poner en valor todo el conocimiento adquirido y convertir esta innovadora solución de acuicultura sostenible en una realidad en Europa.
En su tercer y último año de ejecución, el proyecto europeo INTEGRATE “Acuicultura Integrada: una solución eco-innovadora para la sostenibilidad en la Región Atlántica”, cuenta con ocho estudios de caso repartidos en tres acciones piloto a pleno funcionamiento en España, Francia, Portugal e Irlanda para desarrollar tecnología y procesos de producción específicos para la IMTA atlántica. “Los resultados de este trabajo serán útiles no sólo a nivel productivo, sino también legislativo y medioambiental, siempre generando intercambio de conocimiento y con un importante trabajo de divulgación de las acciones realizadas”, explica María del Mar Agraso, directora técnica de CTAQUA, Centro Tecnológico de Acuicultura que lidera el proyecto.
Como parte de su plan de acción, INTEGRATE está trabajando también para alcanzar una definición de IMTA. A principios de este año, el equipo del proyecto diseñó un cuestionario dirigido a una audiencia específica, compuesta por expertos con amplios conocimientos y experiencia en IMTA. “Sin lugar a duda, es vital unir fuerzas con agentes investigadores y productores para alcanzar un consenso. Acudimos a ellos, y la conclusión principal fue que existe la necesidad de una definición de Acuicultura Multitrófica Integrada, por lo que nos pusimos a trabajar en ello”, explica María del Mar Agraso.
El siguiente paso del consorcio de INTEGRATE fue reunir en Oporto (Portugal) a 39 expertos procedentes de 11 países, para debatir sobre la definición definitiva de IMTA, e identificar también qué factores pueden estar frenando el desarrollo de esta actividad a escala industrial. Xinhua Yuan (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO), Amir Neori (Universidad de Haifa), Adam Hughes (Scottish Association for Marine Science), Patricia Bianchi (Aquaculture Stewardship Council) y, con una presentación en diferido realizada desde Canadá, Thierry Chopin (profesor de la Universidad de New Brunswick y director científico de la Canadian Integrated Multi-Trophic Aquaculture Network (CIMTAN), fueron los ponentes de este encuentro que generó importantes conclusiones que contribuirán a la definición de IMTA en la que INTEGRATE está trabajando.
En primer lugar, los expertos concluyen que es posible y necesario contar con una sola definición global de IMTA para todos los sistemas, ya sea continental, marino, en mar abierto, en tierra, recirculación, etc. “Es esencial que la definición sea amplia y universal, de manera que se pueda entender en todas partes. Además, esta definición vendría acompañada de un documento técnico más detallado, dirigido a una audiencia más especializada. Con este planteamiento abarcaríamos todos los perfiles, ya que cada público contaría con información de acuerdo a sus necesidades; esto nos ayudará a garantizar una mayor aceptación de las prácticas IMTA en la zona atlántica de Europa”, explica Adam Hughes.
A pesar de que los sistemas integrados pueden incluir organismos terrestres (vegetales), los expertos coinciden en que el producto principal debe ser acuático, ya sean peces, invertebrados o algas. Además, concluyen que debe haber un mínimo de dos categorías de organismos y que entre ellos se produzca intencionalmente intercambio de energía (alimentación).
Como segundo punto se concluye que los beneficios medioambientales y socioeconómicos son una parte muy importante de IMTA. No obstante, se ha generado un debate sobre si estos beneficios deben ser incluidos en la definición. En este punto los expertos están divididos, mientras una parte considera que están implícitos en la definición de IMTA y por tanto no hace falta incluirlos específicamente, otros argumentan que la acuicultura multitrófica, como actividad sostenible, afecta positivamente el sistema social y económico, por lo que sería difícil tener una definición que no los contemple.
La tercera conclusión alcanzada hace referencia a lo que significa la palabra Integrada, cuando hablamos de Acuicultura Multritrófica Integrada. Los expertos concluyen que es más importante la conectividad directa del agua entre organismos en el sistema, que la escala en la que se realiza esta conexión. Esto significa que el agua debe ser transferida de un organismo a otro sin necesidad de una vía, carril o medio aéreo; no obstante, no es necesario que los organismos cohabiten en la misma concesión. Una vez que se haya probado dicha conectividad, se puede utilizar un modelo de aproximación para determinar y gestionar la transferencia de energía.
Como punto final, se ha determinado que ya existe un marco legislativo apropiado para IMTA. “Contamos con las herramientas necesarias para adaptar la regulación existente e incorporar IMTA en dichos marcos cuando se produzca el ciclo de revisión de estas normas. Se debe garantizar que los marcos regulatorios reconozcan específicamente al IMTA y apoyen su desarrollo”, explica Jessica Ratcliff (National University of Ireland, Galway, NUIG).
También se contempla la posibilidad de incluir IMTA en una eco-etiqueta ya existente o contar con una eco-etiqueta específica para IMTA, a medio plazo. Aunque no es un trabajo que se desarrollará en el marco de este proyecto, INTEGRATE está trabajando en una norma técnica que sirva de base para esta futura eco-etiqueta, que permitiría a los consumidores identificar fácilmente el valor y la calidad de los productos IMTA.
A través de las acciones piloto con sistemas IMTA que se están desarrollando en el marco del proyecto, el equipo de INTEGRATE está generando información y datos que permitirán contribuir al desarrollo de la eco-etiqueta y facilitar información para la incorporación de IMTA en el correspondiente marco normativo.
Junto con las conclusiones extraídas del encuentro celebrado en Oporto el pasado mes de mayo, los cuatro factores esenciales que la definición de IMTA incluirá son el agua, los grupos funcionales, el manejo del flujo de nutrientes y la cosecha. “El siguiente reto es unir estos factores en una definición simple, pero significativa y dirigida a todas las partes interesadas. Esta definición puede servir como base para promover la concienciación y el conocimiento sobre lo que significa IMTA para la sostenibilidad de la acuicultura y así obtener el apoyo de otros agentes clave vinculados con la legislación, la industria y el público en general”, concluye Martha Dunbar, coordinadora del proyecto en CTAQUA.
Financiado por FEDER a través del programa INTERREG Atlantic Area 2014-2020, en este proyecto participan ocho organizaciones procedentes de los 5 países que forman el Espacio Atlántico Europeo. Junto con CTAQUA (España), se encuentran como socios de INTEGRATE el Instituto de investigación Agrocampus Ouest (Francia), la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas (Reino Unido), el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (Portugal), la Universidad Nacional de Irlanda Galway (Irlanda), Irish Seaweed Consultancy (Irlanda), ALGAplus (Portugal), y el Centro de Estudios y de Valorización de las Algas (Francia).