30 noviembre 2022 - La composición de la comunidad microbiana del talo (similar a la hoja de una planta) de la macroalga Ulva ohnoi es muy diferente a la del agua circundante. Aunque este talo está en constante contacto directo con el agua, parece que forma un entorno propio muy selectivo para determinados tipos de bacterias. Esta comunidad varía a lo largo del tiempo y en función de las condiciones de cultivo de las algas.
Estos son los principales resultados de los primeros análisis de las comunidades bacterianas realizados en el marco del proyecto europeo H2020 SIMBA. Erik Malta, investigador y jefe del Departamento de Investigación Aplicada e Innovación de CTAQUA, presentó estos resultados en el XVIII Congreso Nacional de Acuicultura celebrado en Cádiz la semana pasada.
El equipo de CTAQUA cultivó las macroalgas en tres condiciones diferentes y tomó muestras bacterianas del agua y de las propias algas cada mes durante un año. “También supervisamos el crecimiento de las algas y tomamos muestras para analizar la composición bioquímica. Las muestras de bacterias fueron analizadas en Islandia por MATIS, socio de SIMBA. De este modo se obtuvieron grandes cantidades de datos, que fueron analizados estadísticamente por el socio holandés NWO-I/NIOZ" explica Erik Malta.
Según detalla el investigador, “vemos claramente que las comunidades que crecen en las algas son muy diferentes a las del agua circundante; esto indica que la superficie de las algas forma su propio entorno con condiciones específicas que seleccionan una comunidad bacteriana muy distinta. También hay diferencias considerables entre las comunidades en diferentes condiciones de cultivo".
Otro resultado destacable es que estas comunidades no son estáticas, sino que cambian con el tiempo. "Para los cultivos que se desarrollan en el exterior (esteros o tanques), esto es previsible. Las condiciones, como la luz y la temperatura, cambian naturalmente con las estaciones, por lo que es de esperar que eso tenga un efecto en las comunidades bacterianas. Sin embargo, lo que no esperábamos era que esta dinámica también se produjera en las condiciones constantes de cultivo en la cámara de algas”.
Durante mucho tiempo se ha sabido que las bacterias juegan un papel importante en el crecimiento y desarrollo de las algas; no obstante, es ahora cuando se están comenzando a identificar las especies bacterianas involucradas en este proceso. En el proyecto SIMBA se ha caracterizado el efecto del microbioma asociado al crecimiento y la composición de las algas marinas, sus cambios a lo largo del tiempo y su relación potencial con las condiciones de cultivo.
Estos primeros resultados son muy interesantes. El siguiente paso es analizar los datos de manera aún más exhaustiva para ver si existe una correlación entre la composición de las comunidades bacterianas y el crecimiento y/o la composición bioquímica de las algas. "La idea es que esto nos permita determinar qué especies bacterianas tienen un efecto positivo y quizás negativo en el crecimiento de las algas", explica. El objetivo final es definir una especie de comunidad bacteriana mínima que tenga un efecto positivo sobre el crecimiento de las algas y que podamos utilizar en su cultivo", concluye Erik Malta.
El proyecto SIMBA ha recibido financiación del programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea en virtud del acuerdo de subvención nº 818431 (SIMBA).