Los sistemas RAS, una herramienta para consolidar una acuicultura más tecnificada y sostenible
La acuicultura moderna debe satisfacer una demanda creciente de productos acuícolas de alta calidad sin comprometer la sostenibilidad ambiental ni la seguridad alimentaria. En este contexto, los sistemas de recirculación acuícola (RAS, por sus siglas en inglés) representan una alternativa tecnológica estratégica para alcanzar esos objetivos, especialmente en zonas con limitaciones de espacio, agua o condiciones ambientales adversas.
En el ámbito productivo, el RAS ofrece ventajas evidentes frente a los sistemas tradicionales. Su principal fortaleza radica en la posibilidad de controlar de forma precisa y continua los parámetros del medio de cultivo (temperatura, oxígeno disuelto, pH, salinidad o carga bacteriana, entre otros) lo que favorece un entorno estable, minimiza el estrés en los animales y ayuda a mejorar parámetros de crecimiento productivo.
La bioseguridad es otro de los grandes pilares del sistema RAS. Al tratarse de un entorno cerrado y aislado del medio natural, se reduce drásticamente la exposición a patógenos externos, lo que permite prevenir la entrada de enfermedades y facilita la implementación de protocolos sanitarios más estrictos. Esta característica no solo protege la salud de los animales, sino que también reduce la necesidad de tratamientos, contribuyendo a una producción más responsable y alineada con los requisitos del consumidor y las normativas sanitarias.
El uso eficiente del agua y la capacidad de gestionar residuos de manera controlada sitúan al RAS como un modelo de producción acuícola respetuoso con el medio ambiente. Además, la localización de las instalaciones puede ser más flexible, incluso en zonas sin acceso directo al mar o a caudales constantes, lo que abre nuevas oportunidades para el desarrollo del sector en regiones del interior o próximas a los centros de consumo.
El entorno controlado del RAS lo convierte también en una plataforma ideal para la investigación aplicada. “En CTAQUA, esta tecnología ha sido clave para llevar a cabo estudios de sanidad animal, nutrición, bienestar y diversificación de especies. La posibilidad de mantener constantes todos los parámetros ambientales permite evaluar con rigor los efectos derivados exclusivamente de las variables en estudio, garantizando resultados más robustos y reproducibles, explica Jose Cabello, director de desarrollo de experimental.
Nuestros sistemas RAS están diseñados como unidades experimentales versátiles, que nos permiten trabajar con especies de agua dulce y marina, en condiciones de aguas templadas a frías, y a lo largo de las distintas fases del ciclo productivo. Estas infraestructuras dan soporte a proyectos tanto públicos como privados, y han fortalecido nuestro papel como centro de referencia en el desarrollo de soluciones innovadoras para el sector acuícola.
Entre las experiencias más relevantes, cabe destacar el uso de RAS en proyectos centrados en la validación de compuestos naturales como alternativas a los antibióticos, nuevas materias primas sostenibles, así como en la evaluación de vacunas frente a patógenos emergentes en especies mediterráneas. Igualmente, nuestros sistemas han sido fundamentales en la mejora de protocolos de manejo y en el desarrollo de metodologías para la evaluación del bienestar animal en diversas especies.
Estas experiencias han permitido colaborar con empresas del sector en la validación de productos en condiciones semi-industriales, lo que ha facilitado su acceso al mercado con un respaldo científico sólido.
De cara al futuro, el papel del RAS como herramienta para consolidar una acuicultura más sostenible y tecnificada será aún más relevante. El desarrollo de tecnologías complementarias como la monitorización remota, la automatización de procesos y la aplicación de inteligencia artificial en la gestión del cultivo permitirán optimizar aún más la eficiencia productiva.
No obstante, es importante reconocer ciertos desafíos asociados a este modelo. Entre ellos, el mayor consumo energético y la necesidad de personal cualificado destacan como barreras habituales. Sin embargo, estos factores están siendo abordados mediante el diseño de sistemas cada vez más eficientes energéticamente y la integración de fuentes renovables, como la energía solar. Asimismo, el avance de la digitalización está contribuyendo a simplificar la operación diaria y reducir la dependencia de personal altamente especializado.
En definitiva, el RAS no es solo una alternativa tecnológica: es una evolución natural hacia un modelo de acuicultura moderno, controlado, respetuoso con el medio y capaz de adaptarse a los retos de un sector en plena transformación.