27 febrero 2024 - Durante el procesado de los productos de la pesca y la acuicultura se generan subproductos que no se aprovechan, afectando la eficiencia y competitividad de estos sectores. No obstante, muchos de estos residuos pueden transformarse en productos de alto valor agroalimentario y generar beneficios en la gestión económica y la sostenibilidad de las empresas.

Muestra de la importancia de trabajar en esta línea, es la reciente aprobación del proyecto de Ley de Prevención de Pérdidas y de Desperdicio Alimentario, en el que por primera vez España se dota de un marco legal centrado en la prevención y la concienciación de todos los actores de la cadena alimentaria.

La nueva norma establece con carácter obligatorio la preparación de un plan de prevención de las pérdidas y desperdicio alimentario. El propósito es analizar los procesos productivos de las empresas, identificar áreas donde se producen pérdidas de alimentos e implementar medidas para minimizarlas y asignar usos alternativos.

“Según la jerarquía de prioridades establecida por la ley, la prioridad máxima será siempre el consumo humano, siendo la reutilización de subproductos una de las acciones que fomentarán”, explica Teresa Picó, jefa de sección de Transformados del Centro Tecnológico de Acuicultura, CTAQUA.

El aprovechamiento de subproductos de origen pesquero y acuícola es una línea de acción en la que CTAQUA lleva trabajando más de 10 años. Con la colaboración de las empresas, en el marco de sus proyectos y servicios, han creado productos innovadores como un paté de atún rojo gourmet desarrollado con subproductos de alta calidad generados durante el procesado; o snacksa partir de descartes de las pieles del salmón ahumado.

Para continuar avanzando en esta línea, CTAQUA apoyará a las empresas transformadoras a través de un servicio enfocado en la creación de un Plan de Aplicación para la prevención y reducción de pérdidas y desperdicio alimentario. “Evaluaremos todas las obligaciones establecidas por la ley en 5 fases que incluyen: análisis inicial de identificación de las pérdidas y desperdicio alimentario; evaluación de jerarquía de prioridades; plan de prevención; asesoramiento para acuerdos de donación; y seguimiento y monitorización”, detalla.

“Con este servicio técnico, las industrias pueden anticiparse a la legislación estatal de próxima aprobación y trabajar en ello de antemano, incrementando su competitividad", indica.